Los oficios como herramientas para construirse a unx mismx con otrxs – Cecilia Mur
Rancho Mostro, el aula taller desde una perspectiva de ESI no binaria
Desde el Centro de Formación Profesional N° 24 planteamos una perspectiva de los oficios de modo colectivo, orientada a armar equipos de trabajo entre personas de la misma área, así como de otras. A su vez, proponemos pensar la salida laboral de los oficios desde un punto que visibilice la potencia material, la autogestión y el poder producir de otras formas que no sean las que ya nos oprimen. Partimos de la ESI para pensar un encuentro con otros oficios y espacios educativos donde reflexionar, no sólo las relaciones que se dan dentro de cada taller, sino también en aquellas herramientas que se desprenden de la ESI y nos afectan de manera positiva. Dentro de la escuela se propuso la consigna “los oficios no tienen género”, pero ¿hasta dónde llega esta premisa? ¿Los vínculos dentro del taller se ven afectados por esta afirmación? ¿Y en los espacios de trabajo? El aula taller es el lugar donde proponer otras formas
Precisamos habitar de cuerpo entero tanto los espacios educativos como los laborales, y para ello nos paramos en la ESI no binaria.
Partir de una ESI no binaria nos propone romper con los estereotipos, pensar por fuera de la norma binaria, colonial, racista, occidental y cisheteronormativa, hacer tajos en los espacios de educativos orientados al trabajo para ensayar otras formas de relación en lo laboral, para poder reproducir nuestras vidas de otras formas.
Los oficios permiten esta transformación que no es más que la continuidad de nuestra propia esencia, muchas veces suprimida. El encuentro en el aprendizaje de la técnica es fundamental para construirnos en nuestra individualidad, junto con otres enriqueciéndonos mutuamente con cada experiencia y acogiéndola como propia. También son las herramientas que nos permite crear una realidad en la que queramos vivir y compartir siendo nosotres mismes.

¿Qué se transforma cuando encimamos nuestras historias?
Registros dentro del aula / taller de serigrafía partir de un ejercicio en torno a traer elementos referentes de una memoria afectiva cercana y que nos dieron herramientas para repensarnos:
“Una compañera trajo un camisón de la abuela, nos contó la historia de cómo la imagen que tenía de ella, una anciana arrugada y tosca era un recuerdo que permanecía desde la infancia. Había ido a vaciar su casa, la abuela había fallecido hace un tiempo. Entró y se dejó permear por el mundo de objetos que la rodeaban. Revisando el ropero encontró diferentes prendas que ella misma había cosido y bordado, había encajes, telas translúcidas, desabillés y camisones. Mucha piel a la vista. En el encuentro con esas prendas se dio cuenta que nunca se había preguntado qué deseaba y erotizaba a su abuela o en qué momentos usaba esas prendas que ella misma había realizado y la dejaban entrever. Se probó diferentes ropas del placard y en ese momento se dio cuenta que eran prácticamente del mismo tamaño. Una imagen distorsionada a través de las historias familiares tomó otra forma. El relato de Agus abrió la experiencia de conocer a alguien a partir de ´ponerse lo que hicieron sus manos y su historia encima.”}
Imágenes de la fragilidad entrelazada que nos hace inquebrantables
Diana Sacayán vivía en este barrio, Flores. Elegimos una foto de ella sentada con una flor en el pelo para intervenir las calles de este barrio cuando la asesinaron. Nos parecía importante encontrarse a Diana sentada contra una puerta, apoyada en una ventana, en la pared de la escuela. Una Diana a tamaño real que imprimimos y armamos en el taller de serigrafía de esta casona. Los viernes reparábamos los tres murales de Diana que habíamos pegatineado. El transodio la arrancaba de a pedazos entre semana, nosotres la volvíamos a reparar en una suerte de ritual de fin de jornada laboral. Un día llegando a la escuela, de aquí a 50 mts, había un camión de limpieza sacando a Diana de la pared, al interpelar que carajos estaban haciendo el trabajador del gobierno de la ciudad me dice “llamaron unos vecinos para quejarse, la pared estaba sucia”. Diana estaba impecable, linda, impresa divina. Todo el resto de la pared de la escuela se caía a pedazos. Hidrolavaron sólo la parte donde estaba ella. Masticamos bronca, mucha. Pero luego rumiamos estrategias y vomitamos otro formato. Diana impresa en azulejos pegada con cemento en la pared del barrio. Redujimos el tamaño, pero ganamos tiempo en la calle. Este formato nos permitió reflexionar en la permanencia de la gráfica por la memoria en el espacio público. Hicimos azulejos por Tehuel, por el lesbicidio de barracas, a la memoria de Norita y en San Telmo visibilizando referentes afroargentinos en el barrio del tambor.
Imágenes de la belleza material
En mayo de este año se organizó La noche de los oficios un evento realizado por Centros de Formación Profesional públicos donde se abrieron diversos talleres con propuestas muy variadas, Podías llevar tu bicicleta para realizar reparaciones. Hacer copias de llaves con tus propias manos, llevarte un molde para realizar ropa o estampar una remera, participar de charlas y muestras de foto y diseño, ver como repujaban cobre les estudiantes de la escuela de la joya, salivar frente a los banquetes del área de gastronomía. Un sinfín de talleres abiertos y personas con herramientas en las manos. Para mí, Disney.
El patio del CFP N°6 estallado.
Ver en simultáneo las escuelas públicas de oficios enredadas trabajando, observar la relación directa y grupal con la técnica en vivo por parte de diversos grupos de personas dejó ver no solo la potencia de la educación en oficios, sino que además educamos y nos encontramos en la construcción material de lo público. Material en tanto términos económicos como políticos. Público como espacio común a ocupar para que no se vacíe de sentido. Construimos, porque paso a paso y clase a clase, ponemos el encuentro de la mirada colectiva en la construcción de un nosotres material.
Nuestros talleres no tienen salida individual meritocrática. Porque sabemos que nadie se salva sole ni puede reproducir la magnitud de herramientas escolares en sus casas. Tampoco es la idea.
Nuestra formación se orienta a armarnos en una amalgama de personas que en la técnica se encuentran con otras con quienes pensar la relación laboral por fuera de la explotación, con un oficio que es un trabajo, pero también una forma de vincularse con cómo dedicarle tiempo a la reproducción de nuestras vidas y, sobre todo, con la potencia y la certeza de que el mundo es materialmente construido por quienes llevamos herramientas en las manos.
Somos la potencia material, y eso implica afirmar, una mirada de clase.
Este encuentro nos permitió un regocijo popular, de cuerpos apretujados celebrantes, en donde la fiesta es saber que herramienta en mano, planteamos y ocupamos un imaginario político tangible.
Tan tangible y material como los panes y dulces de pastelería que desfilaban entre el tumulto en bandejas, la delicadeza de las producciones de la escuela de la joya, la voz minuto a minuto de la radio, los choris efímeros de las parrillas, los maquillajes y peinados que daban un respiro a tanto traqueteo y malestar social. Las bicis ya reparadas.
Ocupar el imaginario con herramientas y potencia material colectiva. Eso es hacer escuela. Un lugar donde pensar y afirmamos que la belleza nos pertenece.
* Texto leído por Cecilia Mur, profesora de nuestra escuela y del CFP 24, el 14/11/24, en el marco del Rancho Mostro. Encuentros desde una ESI No Binaria, en la Cazona de Flores.





Deja una respuesta